¿Qué es un día de perros? ¿Y de perracas?

Ahí donde lo veis no es ni más ni menos que una combinación "prácticamente perfecta" como Mary Poppins.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

De los orígenes...

Día de perros y perracas, o De perdidos al río

¡Birip, birip! ¿Ya? No puede ser ya el despertador, si me acabo de dormir, si no he pegado ojo en toda la noche con este calor que se me pega a la nuca y a la entrepierna y a las legañas, ¡birip! Pues va a ser que sí, que suena; ¡porco verano! Qué ganas de que llegue el invierno, y el vaho gélido que se escapa de las bocas, y la funda nórdica y la chupa de cuero. ¡Shhhhhhh! Me ducho en un plis y la tomo con el armario, ¡qué desastre, mírate! Si pareces el montón del mercadillo, y yo con cero ganas de ponerme a rebuscar, hoy tengo el día macarra, pues mira, camiseta negra y vaqueros negros, aunque me dé una pájara por el camino. Además, ya llego tarde al curro.

¡Pirirí, pirirí! Sí, ¿buenos días? Sí, le paso. ¡Pirirí! Sí, ¿buenos días? ¡Perraskinaaaa! ¡Espera, Chief Leader, que estoy al teléfono! Sí, le paso. ¡Perraskinaaaa! Llama y compra, y corrige y redacta y traduce y entrega. Ok, Chief Leader. ¡Pirirí! ¡Perraskinaaaaa! ¿Has hecho eso? Sí, sí, aquí… ¿Lo has acabado? Pues dame y toma y coge y envía. ¡Chief Leader, que no, que no te decía a ti, que es que estoy al teléfono! Sí, le paso. ¡Pirirí! ¡Perraskinaaaa! Por la pantalla del ordenador veo asomar el cabezón verde de algún conocido, que me reclama por el Messenger.

Perraskuza: ¡Buenas, perraca! ¿Qué haces?
Perraskina: Pos ná, currando. T escribo con los dedos d los pies, pq tengo en una mano el cable dl teléfono y en el otro el cuello d mi jefe, que d hoy no pasa q me lo cargue.
Perraskuza: ¡Jajajaj! Bueno, pues pa desestresar esta noche t invito a unas cañas, q s mi santo.
Perraskina: ¡Anda! ¡Felicidades, wapa! Perdón por el despiste, ya sabs q el santoral no es lo mío.
Perraskuza: No t preocupes. ¿Donde siempre a la hora d siempre?
Perraskina: Guay. Allí nos vemos. T dejo, que está sonando el teléfono.


Tres y pico, en casa de nuevo, tan cansada que prefiero aguantarme los retortijones de la hambruna –bbrrrr― antes que ponerme a cocinar. Plaff; caigo en el sofá y veo el capítulo de Perdidos y me duermo antes de que acabe, con las gafas de medio lado, y sueño con islas desiertas sin teléfonos ni jefes, solos Sawyer, el macizorro de la serie, y yo, correteando por playas y estaciones Dharma ocultas entre vergeles. Despierto una horita después, chorreando de sudor. Abro el portátil sobre la mesita, chan chan chán; tengo un mail nuevo, los comentarios del profe del curso de escritura creativa al que me apunté con Perraskuza. ¡Joder! Lo que me faltaba, con el día que llevo; ultranarración, dice que se llama mi problema, y creo entender que lo achaca a mi ego, y me toca la moral en un ramalazo algo infantil; ya he dicho que hoy tengo el día macarra. ¡Pssss! Echo un pis, camuflo el tufillo dulzón de la siesta con colonia y salgo a la calle, a ver si le compro algún detalle a Perraskuza antes de la cita.

¡Tachán! Ya estoy en El Toribio, nuestro punto de reunión habitual. Blablabla; el rumor de la multitud que se amontona en la terraza es abrumador, ¡con la que está cayendo, cómo aguantarán! Menos mal que Perraskuza, al igual que yo, prefiere la cercanía de la barra y el frescor del aire acondicionado. No falla, ahí está, en la penumbra del local, tan rubia, tímida y bonita, tan como es ella, tan opuesta a mí. ¡Felicidades, guapimma, mmuaca! ¡Graaaciaas, mmuaca! Te he comprado una cosilla. Eres una tontaca, no tenías por qué, ¡anda la leche! ¡Pero si es un Moleskine de escritora profesional! Hombre, pos claro, ¿qué te crees que somos ya? Hay que llevarlo siempre encima, y más los días de cañas. Perdonad, ¿os pongo algo? Psí, ¿qué bebes tú, Perraskuza? Yo, clara. Vale, pues clara y a mí me pones ya directamente tercio, y así no te molesto tanto. Marchando, guapas. ¡Uy! ¿Nos ha dicho guapas, el camarero, es que lo conoces? ¿Yo? No; este creo que es nuevo. ¡Vaya con el camarero nuevo! Pues él tampoco está nada pero que nada mal, mmmmhh.

La noche se desarrolla como siempre. Glup, glup, glup, ¿has visto hoy Perdidos? Sí, paranoia de serie; ¿dónde coño estarán? Glup, vete tú a saber, en un reality a lo Gran Hermano, o lo mismo están todos muertos y la isla es una especie de purgatorio, glup glup. ¿Les has echado un vistazo a los comentarios del profe de escritura? Sí, glup, ¡jaj! Creo que me ha dicho que tengo el ego por las nubes, que por eso me enrollo y tal, ni una cosa buena me ha puesto; oye, y esta cerveza, ¿de dónde ha salido? Ha venido el camarero nuevo por detrás y te la ha puesto. ¿Ah, sí? Además de guapo, majete, ¿no? ¡Oyeeee!, que le estaba diciendo a mi amiga que eres muy majo. Y el tío buenorris con pintilla alternativa me echa una sonrisa a lo Sawyer que casi me caigo del taburete. Glup, camarero nuevo, camarero nuevo, ¿cómo te llamas? Me llamo Barmad. Encantadísima, Barmad; esta es Perraskuza, y yo soy… Tú eres Perraskina, la traductora, me dice con otra de sus sonrisas de neón. ¡Annda! Qué te parece, Perraskuza, mi fama de traductora me precede. Sí, tu fama te precede, pero no la de traductora, perraca. ¡Ja! Muy buena esa frase, glup glup; abre el Moleskine que la noche promete.

¡Aay! Perraskuza, creo que me he enamorado. Pues que sepas que te acaba de dejar otra cerveza detrás de ti. ¡No jodas! ¿Ves? Es el hombre de mi vida, ahí, pendiente de que su perraca no pase sed; pero ¡Barmad de mi vida!, ven a fumarte el cigarro del recreo aquí con nosotras, no te quedes ahí. Ffffff, ¿y de qué hablabais, princesas? Bah, cosas sin importancia, glup, del amor, y de Perdidos. ¿En serio, fffff, de Perdidos? Me encanta Perdidos. ¿Ah, sí? Pues me encanta que te encante Perdidos, glup. Pues a mí, traductora, me encanta que te encante que me encante, y también me encantas tú. Y alguien lo reclama desde la otra punta de la barra, y me abandona dejando el rastro de miel de su sonrisa y a mí levitando del taburete, flotando sobre las volutas de humo y los rasgueos de la guitarra a medio gas de los altavoces. ¡Neeeena!, baja de las nubes y métele un trago a la cerveza, anda, que te chorrea la baba, ¡jejej!. Qué fuerte, Perraskuza, glup: qué fuerte. Con el día tan macarra que llevaba, y yo sin saber que hoy iba a conocer al futuro padre de mis hijos; si es que ya me los imagino, tan bonicos ellos, de carnes rosadas y prietas, alimentadas por el gran ego de su madre y por las cervezas de su padre. Abre el Moleskine, por favor, y apunta esta fecha, que luego siempre se me olvidan los aniversarios. Glup; ¡pero bueno, Barmad, si has vuelto! Ni te había visto; oye, ¿tienes algo que hacer el resto de tu vida? Fffff, guapa: si me esperas a la hora de cierre, pasarla contigo. ¿Te parece?

Y mientras que veo a Perraskuza abrir su Moleskine para tomar nota, yo asiento enérgicamente. Mira qué suerte que parece que el día, al final, no va a ser tan malo como pintaba. Glup.

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